'Need for Speed': “nunca combinen alcohol con el volante”

Las lecciones de manejo fueron breves y sencillas: “No, no: no hay que conducir cuando se ha bebido”. Y ambos actores recordaron que estaban en una entrevista en video y se reincorporaron a la charla sobre ‘Need for Speed’, cinta que se estrenó hace unos días en México (y a nivel mundial) y que trajo a Aaron Paul y Ramón Rodríguez al Distrito Federal como parte de la visita de las siete ciudades que cada distribuidora se organiza a nivel mundial…

Y es que los camaradas (que se llevan súper bien dentro y fuera de pantalla) se veían cansados: Los Ángeles, Londres, Nueva York, México y de aquí a Miami… En menos de una semana. Tal vez por eso cuando me senté ante los dos y le pregunté rápido a Aaron qué tan fan era del whisky, respondió que muy, muy fan y que si podía conseguirle una botella de 23 o 27 años de añejamiento, lo haría muy feliz.

Y Ramón igual: le brillaron los ojos… Misión cumplida: los tenía en la bolsa. La charla incluyó sus impresiones sobre la cinta que retoma al videojuego que le da nombre, además de autocebollearse (auto elogio, que le dicen) y juguetear con “-No usted es mi héroe. –No, usted lo es”, pero lo más destacado es la química que hay entre ellos.

Lo mismo pasa en pantalla: la relación entre esos dos personajes fluye de una forma poco común y le da dimensión a una pareja que sí le puede hacer competencia a cualquier duo en la pantalla. “Sí, la relación entre los dos es buena. No por nada se dicen ‘la bella y la bestia’”, recuerda Ramón en referencia a los personajes que interpretan.

En la trama, los dos amigos se apoyan mutuamente y se saben respaldados por el otro, lo que sale a colación en una escena muy significativa a mitad de la cinta. “Muchas de las acrobacias no las hicimos nosotros”, dice Aaron, pero recuerda que “la que sí hicimos fue la del relleno del tanque de gasolina”, en la que tuvieron que manejar a velocidad mientras la camioneta de Ramón (la bestia) se empareja con el Mustang de Aaron (la bella) y le pone más combustible para llegar a tiempo de Nueva York a San Francisco en menos de 48 horas.



Las acrobacias a las que se refirieron incluyen, también, un salto a toda velocidad que hace palidecer a los que son afectados por el vértigo, además de maniobras increíbles ayudadas por un helicóptero militar. Sí: están para gritar… Pero por alguna razón, los gritos nomás no aparecen durante la proyección (cosa que sí pasó en la pasada ‘Fast & Furious’, por ejemplo).

A lo largo de la cinta, los efectos especiales que sugieren la velocidad preparan el terreno para una escena que se antojaría épica, pero la butaca no llega a resentir la reacción; pero tal vez sea la intención: no quemar todos los cartuchos y hacer una carrera más bien basada en la constancia, en lugar de la velocidad.

Pero esa paradoja se la dejamos al público, que al parecer está yendo a las salas de cine a ver ‘Need for Speed’. No lleva números apabullantes, pero sí una modesta entrada en el mercado estadounidense y el latinoamericano.

Para cuando los minutos se acabaron con Ramón y Aaron, ambos coincidieron en que tenían que saber más acerca de esa botella de whiskey que les había pometido. “-Ahora sí, lo realmente importante. –Bueno chicos, pero sé que tienen una agenda ocupada… -Sí, pero podemos irnos en la noche, después de la premiere”… Obviamente, no sabía dónde conseguir esa botella, y ellos lo habían notado. “Claro, nos estas tomando el pelo, ¿verdad? –No, no, para nada. Pero ya saben cómo es: conozco a un tipo que conoce a un tipo. –Claro, así es como funciona”.

Aaron y Ramón continuaron su peregrinar en medios de comunicación mexicanos y después con latinoamericanos y luego con… muchos más. Sin duda, la paciencia y el paso constante es lo que ‘Need for Speed’ necesita, tanto como el boca a boca del público.

Creo que al menos debí haberles dado la botella de tequila añejado en barrica de bourbon que sí está en mi alacena… #shameonme.

'Need for Speed'
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